miércoles, 1 de diciembre de 2010

Francisco Centeno Q.P.D.

Hoy 1º de Diciembre de 2010, alrededor de la una de la tarde me comunicaron que mi abuelo el Señor Francisco Centeno “El Hermano Panchito” había dejado nuestro mundo terrenal para por fin reunirse en gloria con nuestro Señor…

No es algo de lo que pensé que escribiría, siempre vi la muerte como algo tan lejano a mí… así que mejor hablare del pasado, después de todo, Panchito era mi guelito…

Si no me equivoco, soy la mayor de los nietos de mi abuelo seguida por mi hermano Victor, pasábamos los días de nuestra niñez corriendo de arriba para abajo en su casa, rogándole a mama que nos dejara ir a casa de mi abuelita Chole los fines de semana, así es, los abuelos consienten mucho a sus nietos, y en aquella casa nos dejaban jugar, brincar, correr, andar descalzos o en bici, nos hacían de comer lo que queríamos y nos llevaban de paseo siempre, sumándole a eso que en esa misma cuadra, a algunos metros vivía nuestra otra abuelita, la mama de mi papa, otro lugar en el cual éramos felices podríamos decir que desde la perspectiva infantil, aquello era perfecto, como niños nunca supimos si había carencias económicas o pleitos familiares, por que para nosotros todo siempre estaba bien (no que los hubiera, solo quiero enfatizar que para nosotros todo siempre era color de rosa).

Mis abuelitos Panchito y Chole nos cuidaron muchos fines de semana, y entre semana y vacaciones, recuerdo muy bien que los domingos nos subíamos a la camioneta chevrolet celeste de mi abuelo y nos íbamos a alguna iglesia, íbamos a la dominical y después a la hora de la salida nos poníamos a vender casettes y biblias afuera de la iglesia, libros para colorear, plumas, calcomanías, muchas cosas, luego comíamos y hacíamos lo mismo para el culto de la tarde, asistí a muchas iglesias en calidad de invitada especial por el solo hecho de ser la nieta del Hno. Panchito y la Hna. Chole, visite muchas liberáis cristianas donde mi abuelo se surtía de los materiales que luego llevaría a las iglesias, fui a conciertos, fraternidades, conocí a mucha gente que tal vez ahora no recuerdo, pero se que en su momento fue espectacular, visite la nueva esperanza muchas veces y desayune con el Hno. Margrito y su familia, conocí a Ruth Rios y al Hno. Mundo, viajé… no muy lejos claro, pero mis abuelos me llevaban a Matamoros o “al otro lado”, visitábamos Mc Allen y todas sus tiendas, restaurantes y el Mall claro, no podía faltar!, nos compraban cosas y dulces, se que mi mama alguna vez les dio dinero por si queríamos algo, así que al final de cuentas, algunas cosas me las compraba mama, si no es que todo, pero la sensación de pedirle algo a mis abuelos y que me dijeran “si mijita” era lo mejor!

Un anécdota divertido que solía pasarnos mucho, es que como la camioneta celeste era vieja (y parecía una lancha!) siempre nos andaba dejando tirados! Nos recuerdo muy bien, mi abuelo, mi abuela, mi tía Melda o Dulce o quien quiera que estuviera cerca, alguien guiaba la camioneta mientras que los demás la empujaban mientras Victor y yo los mirábamos desde la parte trasera de la camioneta quejándonos por que no nos dejaban bajarnos a empujar también, para ser precisos, en el cruce de Plutarco Elías Calles con Lázaro Cárdenas, justo a contra esquina de Tránsito de Guadalupe, eso nunca se me olvida…

Tal vez ahora ya he crecido, y a mis 27 años no me la pasaba los fines de semana en casa de mis abuelos, pero yo los amaba, el hermano Panchito era mi abuelo, mi guelito, y sin importar los lazos de sangre o las circunstancias, el siempre estuvo ahí para mi, siempre tenia historias nuevas que contar, y respuestas increíbles para todas mis preguntas, recuerdo que mi abuelita Chole siempre me decía que no le creyera a mi abuelo todo lo que el decía, pero aun así me encantaba escucharlo y reírme de sus chistes o sorprenderme de sus anécdotas, yo amaba a mi abuelo, por que era mi abuelo… hace algún tiempo, uno de esos domingos que lo veía en la iglesia fui a saludarlo, y mientras caminaba hacia donde el estaba a lado de mi abuelita, pensé “como voy a saludarlo? Le digo Hno. Pachito?” pero sacudí mi cabeza y me dije a mi misma lo tonta que era por preguntarme eso, sin importar que yo hubiera crecido y ahora fuera madre de un niño correlón, ese hombre al que me dirigía caminando seguía siendo el mismo con migo, así que cuando llegue, le estreche la mano con fuerza y le dije “Hola guelito”, el sonrió y contesto “Hola hija como estas, que dice el Juliancito?” siempre el mismo… ahora que recibo la noticia mi corazón se llena de tristeza, quiero llorar e ir con mi abuela para estar con ella, aun así, dentro de todo, tengo la esperanza, la certeza de que el ahora esta en un lugar mejor, donde no necesita un bastón para caminar y vive feliz…

Abuelito, dime tu:
¿Qué sonidos son los que oigo yo?
Abuelito, dime tu:
¿Por qué yo en la nube voy?
Dime ¿por qué huele el aire así?
Dime ¿por qué yo soy tan feliz?
Abuelito,
nunca yo de ti me alejaré.

Abuelito, dime tu:
lo que dice el viento en su canción.
Abuelito, dime tu:
¿por qué llovió, por qué nevó?
Dime ¿por qué todo blanco es?
Dime ¿por qué yo soy tan feliz?
Abuelito,
nunca yo de ti me alejaré.

Abuelito, dime tu:
si el abeto a mi me puede hablar.
Abuelito, dime tu:
¿por qué la luna ya se va?
Dime ¿por qué hasta aquí subí?
Dime ¿por qué yo soy tan feliz?
Abuelito,
nunca yo de ti me alejaré

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